Ahora que se ha instalado el otoño y que el frío está empezando a hacer acto de presencia, a muchas personas se nos hace imposible no pensar en la próxima temporada de esquí. El invierno está a la vuelta de la esquina y, cuando menos nos demos cuenta, volveremos a tener las montañas nevadas y, por supuesto, las pistas de esquí abiertas para la práctica de uno de los mejores y más emocionantes deportes que existen en todo el mundo.
Si todavía no estás familiarizado con esta disciplina, podemos definir el esquí como un deporte de invierno que se practica al aire libre y que consiste en descender por la ladera de determinadas montañas nevadas deslizándose sobre la nieve gracias al uso de unos esquíes. Puedes aprender la técnica de este deporte empezando a realizar descensos por las pistas verdes con la ayuda de un profesional que imparta clases de esquí.
Ahora bien, saber exactamente cuándo empezará la próxima temporada de esquí no es tarea sencilla. Esto se debe a que el comienzo de la temporada depende de la llegada del invierno meteorológico, que no siempre coincide con el invierno astronómico. De hecho, por ejemplo, en la pasada temporada 2022-2023, no llegaron las nevadas importantes hasta finales de enero y principios de febrero.
Esto se debe a que debe existir una capa de nieve considerable para esquiar, ya que es necesario garantizar la seguridad de las personas que practican este deporte, que es conocido como “el rey del invierno”. Por ello, si quieres saber cuántos centímetros de nieve hacen falta para esquiar, te recomendamos seguir leyendo nuestro artículo.
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¿Cuántos centímetros de nieve debe haber para esquiar?
Sabemos que cuando vemos llegar las primeras nevadas inmediatamente nos ponemos impacientes, sacamos todo el material necesario para esquiar y esperamos que abran las puertas de las estaciones de esquí. Sin embargo, como hemos comentado con anterioridad, con las primeras nevadas todavía no existe el espesor suficiente como para poder realizar los descensos por las pistas de esquí de una forma segura.
Aunque en este punto, debemos decir que depende, ya que, dependiendo del tipo de nieve, en ocasiones, es posible disfrutar de una jornada de esquí perfecta sin que haya demasiado espesor. Es decir, que, dependiendo del tipo de nieve y del terreno donde se realicen los descensos, esta práctica puede volverse de alto riesgo.
Por ello, para evitar sorpresas desagradables, se exige que, para poder practicar el esquí de una manera segura en cualquier tipo de terreno, haya unos cuarenta centímetros de espesor de nieve en las pistas. De hecho, si practicas esquí freeride por tu cuenta, en muchos terrenos, si el manto de nieve es inferior a cuarenta centímetros, tienes todas las papeletas para destrozar tus esquís, así como de sufrir una caída al tropezar con una piedra. ¡Y, aunque no lo parezca, las caídas pueden ser muy duras!
Por ello, para curarse en salud, las estaciones de esquí suelen abrir sus puertas cuando el manto de nieve se sitúa entre los 80 cm y los 100 cm de espesor. De esta manera, es muy poco probable sufrir una caída por cuestiones del terreno independientemente del tipo de nieve que haya en las pistas.
¿Qué tipos de nieve puedes encontrar en las pistas de esquí?
Ahora que sabes cuántos centímetros de nieve necesitas para esquiar sin problemas, queremos explicarte, en rasgos generales cuáles son los tipos de nieve que puedes encontrar en las pistas de esquí. Es muy interesante saberlo, porque hace que seas mucho más consciente del estado de las pistas de esquí y de las distintas técnicas que puedes usar en cada uno de los escenarios.
Nieve suelta o en polvo
Entre los principales tipos de nieve que puedes encontrar es la nieve suelta o en polvo, que se caracteriza por ser un manto de nieve esponjosa y suelta que se forma tras las nevadas intensas cuando se dan, al mismo tiempo, condiciones meteorológicas de baja temperatura y sin apenas humedad.
Es el tipo preferido para aquellas personas que se están iniciando en la práctica de este deporte, ya que permite realizarse con rapidez y tener un mayor control de los esquís, además de ser la que mejor amortiguación proporciona en caso de caída.
No obstante, fuera de los entornos controlados debes tener cuidado cuando existe un manto de más de 30 centímetros de espesor de este tipo de nieve, ya que puede existir riesgo de aludes. Por ello, te recomendamos que, tanto dentro como fuera de las pistas, tomes las precauciones necesarias para evitar peligros.
Nieve dura
Al contrario de la nieve suelta o en polvo, cuando está demasiado dura es el tipo de nieve que se hace menos apetecible para la práctica de este deporte. Suele producirse cuando, después de unas semanas nevando copiosamente y, tras haberse generado una capa de nieve de un grosor considerable, deja de nevar y va pasando el tiempo.
El resultado es que la nieve se va compactando día tras día al no generarse nuevas capas por la ausencia de nevadas. Por ello, la nieve se funde a lo largo del día, con la subida de las temperaturas y se vuelve a congelar al caer la noche, por lo que se solidifica y queda muy dura. Por ello, presenta una apariencia gélida y genera mucha resistencia.
Por este motivo, es necesario que los esquiadores menos experimentados y los novatos tengan cuidado, ya que los esquís se deslizan a mayor velocidad y se hace más complejo controlar los esquíes y realizar giros. Asimismo, las caídas son más dolorosas, ya que no hay una capa de nieve blanda que proporcione la amortiguación necesaria. Para reconocerla puedes hacer algo tan sencillo como caminar sobre ella: si dejas huellas, es blanda y si no, es dura.
Nieve húmeda
Es el tipo de nieve que podemos encontrar en las horas centrales del día en cualquier estación de esquí, sobre todo, cuando el cielo se encuentra despejado. Es decir, se debe a una confluencia de factores, como, por ejemplo, el hecho de que las temperaturas sean más elevadas, aunque también se puede dar cuando llueve o cuando hay muchos esquiadores en las pistas.
Cuando esto sucede, la capa superior de nieve se fusiona y pasa de estado sólido a líquido. Esto puede hacer que los descensos sean un poco más complicados, por lo que es recomendable reducir la velocidad para mantener el control.
En definitiva, podemos decir que, para esquiar de manera segura, se requiere un espesor mínimo de nieve en las pistas, de, como mínimo, unos 40 centímetros para evitar caídas peligrosas. Sin embargo, también es cierto que las estaciones de esquí tienden a abrir sus puertas cuando el manto de nieve alcanza entre 80 cm y 100 cm.
Además, queremos añadir que el hecho de conocer los diferentes tipos de nieve, como la suelta, la dura y la húmeda, es esencial para adaptarse a las condiciones cambiantes y disfrutar de este emocionante deporte al aire libre, por ejemplo, en las pistas de la estación de esquí de Sierra Nevada.